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Ex fumadores, evangelistas y la temperatura de hoy

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Ex fumadores, evangelistas y la temperatura de hoy Empty Ex fumadores, evangelistas y la temperatura de hoy

Mensaje  Aleca79 Sáb Ene 23, 2010 2:59 am

que tranza a todos Very Happy , espero y no te molestes Juan por hacer un post, pero deveras que me agrado el siguiente post, que les pondre, lo hizo un chavo del cual admiro y me hace mucho reir, ademas de que es igual de freek que yo.

Yo fumo con regularidad. Estoy consciente de que los efectos secundarios de este hábito pueden ser terribles. También que no a todos los fumadores les pasa lo mismo, ni que todos desarrollan enfisema, sin importar si se fumaban un cigarrillo al día o diez cajetillas semanales. Hay momentos específicos en los que enciendo un cigarro: cuando salgo de ver una película, al escribir algo particularmente largo, al salir con amigos. Pero también puedo ahorrármelos. Por ejemplo, llevo seis días sin fumar. Porque sí. No me preocupa hacerlo o no. Y, si habláramos de alcohol, me importaría todavía menos.

Tengo una (ex) amiga que me “prohibía” fumar en su presencia. Es decir, salía el plan de ir y beber café y me recordaba que como ella odiaba el cigarro, no podía fumar mientras estuviéramos en el mismo espacio. Ah, y ese espacio era la cafetería elegida, el restaurante (cuando se podía), su casa o la calle. Entiendo tres de ellos, el espacio abierto se me hace absurdo. No fue precisamente por eso que me alejé de ella, pero sí tiene que ver. Espero hacerme entender con lo siguiente.

Hay mucha gente que fumó durante años, meses o décadas. Un día, porque ya no pueden subir escaleras sin sofocarse o porque el médico les dijo que su salud estaba en peligro o porque Alexis Ayala anuncia un medicamento carísimo, que viene con un paquete de SMS alentadores de “eres un ganador porque ya no te metes nicotina”, quieren dejarlo. Ok.

Ok, como en ‘whatever’. Whatever como en ‘ajá, ¿y?’. Ajá, ¿y? como en: “no creo que lo que estés haciendo pueda ser sujeto a un juicio moral. Pero si te sientes bien con ello y te funciona, enhorabuena”.

Muchos de ellos sienten que el mismísimo Príncipe de las Tinieblas se los quiere llevar cuando se dan cuenta de que no fumarán más. Otros se apoyan de sistemas de ayuda y aliento. Los de por allá, cambian la adicción de lanzar humo por la de meterse paletas todo el día. O chicles. O parches. Otros simplemente lo dejan y ya. De nuevo, ok.

¿Saben a quienes no soporto? A los exfumadores que quieren convertirte a su recién encontrada religión. Mira, hermano, de este lado no hay fuego, no hay humo. No, gracias. Mira, hermano, de este lado nos sentimos bien y jugamos Twister. No, gracias. Mira, hermano, de este lado no necesitas salir a las 3 am a una tienda de conveniencia por un paquete. No, gracias. En verdad te digo, hermano, que no necesitarás fósforos ni encendedores de nuevo, pues bienaventurados los que sólo los usan para encender la estufa o el calentador de agua.

No, gra-cias.

Me ha tocado que muchos de esos exfumadores evangelistas quieran cambiarlo todo en mí. Porque el evangelista no se detiene en “tus pulmones son idénticos a esta carneasada quemada”, siguen con “oye ¿y si mejor pides ensalada en lugar del jamón serrano?”. Luego “ay, como que usas mucha azúcar ¿no? Mejor ponle medio sobrecito de Canderel”. Después “Huy, no, yo ya no compro mi café en ese Establecimiento Yanqui. Se lo compro a un viejito que lo trae de una región inaccesible de Veracruz, en donde los granos son cosechados por niños sin ojos y sin piernas”.

Se podría pensar que el ungido está interesado en tu salud, que quiere que te sientas bien y compartir contigo un hallazgo importantísimo: la felicidad absoluta. Y si bien no dudo que haya personas que quieran hacer precisamente eso, la verdad de lo que yo he encontrado es la vieja actitud del perdedor nato:

Si voy a sentirme mal, todos deben sentirse mal

El evangelista te menciona la carneasada porque te está viendo fumarte un cigarro después de una, ejem, carneasada, con una Coke o cerveza en la mano y se muere de ganas por hacer lo mismo. Te sugiere la ensalada para no tener que frenar sus impulsos de atravesarte la mano con un tenedor, comerse el serrano y brincar sobre las mesas golpeándose el pecho. Quiere que uses edulcorantes artificiales porque “si mi té de hierbas está insípido, pues también su café. Snif”. Y no quiere que compres tu café en la Corporación, no porque el café del ‘viejito’ sea mejor o le salga más barato, sino porque si huele el saborizante, puede que se altere, se meta cuatro bebidas de nombre italiano y viole a los osos polares del Zoo.

No digo que no haya quienes tengan sus convicciones bien puestas. He platicado con mucho neojipi. La mayoría, no tiene una respuesta después de “no, porque es gringo”. Léanlo de nuevo ¿no es idiota? En ese grupo están las descalificaciones (y alabanzas sin medida) a: los negros, los homosexuales, los alemanes, los católicos, los budistas, los judíos. De nuevo, un montón de asuntos que no pueden ser sujetos a juicios morales. Y menos moralinos.

He conocido pocos, muy pocos que hacen algo de sentido. Pero son precisamente los que no andan tratando de convencer al mundo de que su visión es el único camino a la felicidad y la permanencia en la casa de la Madre Tierra.

Puag.

Lo peor de los evangelistas exfumadores, es cuando quieren aleccionarte, quieren hacerse pasar por ‘iluminados’ sin ninguna autoridad. Miren, a mí me llegaron a tratar de convencer tipos y tipas de que ‘viviría mejor’ al seguir sus mismos pasos y dos semanas o dos meses después, los veía con sendos Benson & Hedges en los labios. “Es que tuve una recaída. Ya sabes, el ‘camino’ es difícil”. También están los que te espetan: “el modo en el que vives tu vida está mal, puedes arreglarlo si sigues mis instrucciones”. Y luego te enteras de que se están tirando a la proveedora de artículos de oficina mientras su esposa prepara la cena. Es decir, la fibra moral, profesional o social de la que presumen, es endeble como un espagueti recién cocido.

Lo que pasa con este tipo de evangelista exfumador es que simplemente no querían dejar de fumar. Entonces, les asalta una inseguridad terrible, amén de las ganas de otra fumadita. Como se sienten acorralados por esa inseguridad, intentan convencer a la mayor cantidad posible de incautos de que vivir sin cigarro es lo mejor que les ha pasado en la vida ¿Por qué? Bueno, porque así su punto de vista tiene cierta (apócrifa) validez. Y viven felices por unos días. Pero ellos saben bien que llega el momento en el que se quedan solos frente a un encendedor de plástico y una cajetilla que estaba escondida en un cajón del escritorio. Un momento en el que no están los amigos, ni los SMS de ayuda, ni el chicle de nicotina. Lo que debería haber es decisión, pero desde el principio estuvo podrida, así que ni modo. “Recaí, soy un enfermo”. Los identificarán porque son los que cambian de opinión con suma facilidad, dependiendo de lo que diga el Discovery Home & Health esa semana. Una vez más, ok.

Pienso que dejaría de fumar en varios escenarios. Uno: si tuviera hijos. Hace unos días me hicieron notar algo bastante cierto: nuestras mamás o tías fumaban como si no hubiera un mañana frente a nosotros y no nos estamos muriendo por el second-hand smoking. Pero tampoco significa que voy a validar un comportamiento que podría causarle problemas de salud a mi imaginaria prole si ésta adoptara el hábito.

Aquí quiero hacer un paréntesis. Busquen anuncios publicitarios de café y de cigarros, pero no sólo de este año (bueno, este año los reto a encontrar publicidad de cigarrillos). No, del 2010 hacia atrás. Verán que la ‘tendencia’ en el tabaco pasa de ‘son buenos para tu salud’ a ‘bueno, monstruo, si quieres fumar pues esto es lo que puede pasarte’ acompañado de imágenes que ni Fangoria publicaría. Y el café, dependiendo de la década, es malo, bueno, malo, bueno, terrible y milagroso. Ahora, extiendan su búsqueda a otros productos. Diviértanse.

El otro escenario en el que dejaría de fumar es (redoble) si un día se me da la gana dejar de hacerlo. De verdad creo que no se necesita nada más allá de tener los tamaños de simplemente no volver a meterte un cigarro en la boca. Conozco gente que lo hizo y no tuvo ‘recaídas’ ni se declararon ‘enfermos’ ni se pusieron parches ni salieron a las calles a convencer a un montón de gente que lo que hacían era malo. El ejemplo más claro: mi abuelito. Cuando yo era niño, me mandaba por sus Fiesta (suavecitos) o Raleigh a la miscelánea local. Un día, hace unos 16 años, dijo: “no más”. Y dejó de fumar y de beberse su tradicional trago de fin de semana. Sabe que sus nietos fumamos, pero no nos regaña. Nunca se quejó y no ha vuelto a fumar ni a beber. Y ya, no necesitó más.

Yo espero no necesitar más. Eso no me haría ni mejor ni peor que la gente que busca grupos de ayuda o que se pone el parche o que le paga a un laboratorio para que le suministre un medicamento, tres correos electrónicos y seis mensajes por celular al día. Ni ellos son inferiores ni yo soy superior ni nada. Es ese libre albedrío que el exfumador evangelista simplemente no concibe ¿cómo es posible que alguien viva la vida sin las revelaciones que yo, el iluminado, he tenido?

Asnos.

Lo que me aleja de esas personas no es que quieran ser más saludables, ni que deseen mi bienestar, porque esa no es su meta final. Lo que buscan es estar a la par de lo que les diga alguien más, de lo que les diga el nuevo comercial de cereal o de agua, ahora sí, con nada en ella que no sea hache+dos+o y nada más. Se buscan un líder imaginario porque al final son los sindicalizados definitivos, los que sienten que deben pertenecer a ‘algo’. ‘Algo’ es algo bien importante y que salvará sus pulmones, el planeta y las galaxias circunvecinas. Seguro han escuchado una y otra vez “yo por lo menos estoy haciendo algo”.

“Algo”. Me dan asco, evangelistas del jitomate orgánico, sacerdotes de los productos light. Escupo en su odio pretendido hacia La Corporación. Digo pretendido porque conozco a varios que obtienen sus cheques de (tarán) un Conglomerado Comercial. Pero, sobre todas las cosas, me limpio las suelas de los zapatos con sus convicciones de tres pesos, con sus valores recién adquiridos después de ver un promo de Asociación Sin Fines de Lucro, después de dejar el cigarro por dos semanas. No me vengan con sermones, que de eso no aceptamos por aquí. Si quiero ser gordo, seré gordo, si compro mis Camel, si le pongo azúcar al café o miel al té, si pido un corte de carne a la hora de comer. Si digo no a la palanqueta macrobiótica que le compraron a alguno de sus compinches y sí al cheesecake. Vade retro, neojipi, evangelista, miembro del nuevo orden, tarado. De este lado de la pantalla, pensamos por nosotros mismos.

Y, por último: ok.



jajajajaja la neta lo apoyo completamente, asi que a fumar que el mundo se va acabar, a pero que no se entere rebe Razz

fuente: http://alexserna.laberintobbs.com/

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Mensaje  Juan Etazra Sáb Ene 23, 2010 4:30 am

Precisamente el pensar libre tiene como transfondo el desarrollo propio de la personalidad y de las convicciones. Yo en lo personal, cuando puedo, hago lo que me da la gana, y si no puedo no. Si quiero puedo engordar o fumar o alcoholizarme, pero luego me viene la pregunta.... ¿Para qué? ¿En verdad disfrutas el fumar o el tomar?

Yo disfruto un cigarro una o dos veces al mes, me gusta tomar licor los fines de semana, pero en el momento mismo que siento que deja de ser un placer y se convierte en una esclavitud... simplemente lo dejo. Para mi lo más importante, además de mi familia es: YO. Por lo tanto mantengo al mínimo ese tipo de vicios que son nocivos para la salud. Es verdad que lo disfruto, pero disfruto más estar saludable y sentirme bien, no pienso que valga la pena renunciar a mi salud simplemente por un pequeño placer que puede ser remplazado por otro menos dañino.

En verdad es molesto que la gente te diga como vivir, y más aún cuando su verdadero motivo es más bien el de sentir algún soporte que dé contrapeso a su propia seguridad. Así como también me parecen molestos los abstemios que nunca en su vida han probado el alcohol (los alcoholicos rehabilitados están disculpados), porque es gente que simplemente no encuentra una inspiración para vivir.

El querer vivir saludable me parece muy importante, pero al igual que otras corrientes filosóficas humanas (como el tema principal de este sitio Web) deben nacer de la misma persona, de otra manera no se está pensando de manera libre. Hay que hacer las cosas por convicción propia y no solamente porque me lo recomendaron o está de moda... con eso si estoy de acuerdo.

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Ex fumadores, evangelistas y la temperatura de hoy Empty Re: Ex fumadores, evangelistas y la temperatura de hoy

Mensaje  Aleca79 Sáb Ene 23, 2010 4:47 am

mmm... creo que el cigarro solo era una escusa, lo importante es vive y deja vivir

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